“Las convocatorias forman parte de las estrategias que presenta la escena contemporánea” - Entrevista a Nancy Rojas

Nancy Rojas conversó con Bandadas acerca de la curaduría y nos comentó su perspectiva acerca del papel de las convocatorias en el campo artístico. 

Por Camila Stehling

Sobre @nancyvred

¿Cómo surgió tu acercamiento al arte?

Mi acercamiento al arte surgió en la adolescencia, a través de la música, gracias a mi padre, con quien de forma amateur tocaba la guitarra. Luego me interesé por el diseño (gráfico) y de ese interés es que surgió la decisión de cursar la carrera de Bellas Artes. En los años 90 en Rosario estudiar diseño era muy difícil porque había una sola institución que dictaba la carrera de forma gratuita. Por eso es que llegué a la UNR. Fue en los últimos años de la carrera de artes que, como pasante, me vinculé con el museo Castagnino. Era un momento prolífico en términos de gestión y de políticas culturales en la ciudad. Y fue entonces que comencé a trabajar activamente con la escena local, a centrarme específicamente en el arte contemporáneo argentino y en referentes históricos de Rosario. Todo esto en el marco del nacimiento del MACRO, Museo de Arte Contemporáneo de Rosario, en donde trabajé hasta 2015.

 

Describí en breves palabras qué es la curaduría y cómo se desarrolla la práctica curatorial. 

La curaduría, desde mi perspectiva, es una práctica artística que aporta saberes y pone en foco críticamente problemas que se inscriben en la matriz cultural colectiva. Asimismo, considero que también es una herramienta de organización, lectura y exposición de nuestros objetos, papeles y cuerpos cotidianos.

Su desarrollo requiere, para mí, esencialmente de estos procesos: investigación, archivo, creación discursiva, edición, producción y exhibición; procesos atravesados por la historia personal y colectiva del equipo que lleva adelante el proyecto curatorial, el gusto, el espacio geográfico donde se ejerce la práctica y las utopías que eventualmente cada curador se encuentre proyectando.

 

A la hora de realizar proyectos tanto curatoriales como artísticos, ¿en qué haces foco y qué es lo que particularmente te interesa como punto de partida?

Creo que el foco está puesto en lo que despliegan los procesos de producción de artistas que me interesan particularmente, lo que me inspiran ciertas lecturas que he ido haciendo (sobre todo teóricas) desarrolladas en mi práctica docente y las experiencias personales donde se vinculan el arte y la vida. Todo esto se enlaza muy especialmente hasta que decanta un punto de partida, que siempre supone un desafío para mí misma. Nunca estoy tan segura de lo que estoy haciendo y eso me gusta mucho, por eso cada proyecto implica un proceso de investigación donde hay muchas debilidades y potencias. No me interesan para nada las certezas, aunque a veces caigo en pozos ciegos. En los últimos años, trabajé articulando problemas vinculados, a grandes rasgos, con el arte contemporáneo, la escritura (tanto programática como experimental), los feminismos con relación a la cultura queer y lo que me gusta llamar cultura basura.

 

¿Cómo es tu experiencia como agente del arte dentro de las instituciones en contraposición a proyectos autogestionados? Es decir, ¿cómo se va desenvolviendo tu práctica enmarcada en un contexto institucional?

Creo que es muy rico pensar la práctica institucional con relación a los proyectos enmarcados en distintas formas de la autogestión. Tengo muy claro que dentro del contexto institucional mi trabajo está subordinado a políticas culturales específicas. Y entonces mi rol es entablar diálogos donde está en juego permanente la negociación, el tráfico de ideas, con el objetivo de pujar para que las instituciones se abran a los problemas del presente, teniendo como horizonte lo que se produce más allá del entorno institucional que siempre suele ser “normalizador”. A veces se hace difícil y otras veces es muy rico. No siempre los resultados son buenos. Por otra parte, creo que no debería haber una relación de antagonismo entre instituciones y proyectos autogestionados, porque ambos espacios conviven (el institucional y el independiente, por así decirlo) y enriquecen la escena. Trabajé sobre esta perspectiva, la de la cooperación mutua entre espacios artísticos alternativos y los del ámbito oficial, en un artículo que escribí hace muchos años con Beatriz Vignoli, titulado: “Control + Alt: el nuevo mapa del arte en Rosario”.

 

Desde tu experiencia en espacios institucionales, ¿cómo impactan los formatos digitales como las redes sociales o el NFT, por ejemplo, en la trayectoria de artistas? Y aún más tras la pandemia en donde muchos de estos dispositivos tecnológicos se han afianzado. 

No tengo mucha claridad sobre esto. Pero me animo a decir que en donde más se visualiza este impacto es en las formas de comunicación. Creo que ahora quienes se dedican a la producción artística están supeditados a estos cambios profundos, de orden civilizatorio, y que las redes son herramientas que se han vuelto necesarias. Por otra parte, no sé si en Argentina los formatos digitales han cambiado las prácticas artísticas, más bien creo que no. Conozco artistas que están investigando estas nuevas formas, pero estas investigaciones aún no decantan en sus obras.

 

¿Cuál es tu opinión sobre la relevancia de la aplicación a convocatorias a nivel nacional e internacional tanto para artistas como para otros agentes del arte?

Creo que las convocatorias son herramientas que a la larga dinamizan el campo de la producción. Abren la posibilidad de experiencias de trabajo que son muy enriquecedoras para artistas y agentes del arte. Facilitan modelos de financiación de proyectos y residencias que generan redes y encuentros entre personas, y eso es muy rico. Pero hay un influjo negativo en este fenómeno, y es la generalización de un formato discursivo que parece repetirse y que funciona.

 

¿Qué valor tiene para una institución la postulación de artistas a las convocatorias?  

No sé si tiene un valor. Creo que indudablemente las convocatorias forman parte de las estrategias que presenta la escena contemporánea y las instituciones deben ser permeables y prestar atención a todo lo que sucede en la escena, a los intereses y distintos tipos de prácticas y herramientas usadas por artistas.

 

¿Qué problemáticas observás en el campo artístico nacional?

El uso excesivo del tiempo destinado al trabajo. No creo que la cultura deba ser absorbida por los modos que el capitalismo impone, pero lo estamos viviendo, no estamos teniendo tiempo, esa es una consigna que podemos erradicar como comunidad artística, pero no veo que en general estemos haciendo algo para que eso suceda.

También, la falta de propuestas de financiación desde el Estado para proyectos para quienes se dedican al arte, la curaduría, la escritura, etc. Creo que el ajuste siempre es en la cultura y eso repercute en las oportunidades destinadas a pocos.

Me preocupa la escasez de conciencia descentralizada. No me gusta usar la palabra federal, pero creo que es muy fuerte la forma en que se ha instalado en el horizonte del arte una mirada que erradica otros puntos de fuga. No solo más allá de Buenos Aires o del propio espacio, sino más allá de lo que se conoce o de lo que se ve.

 

Contanos sobre tus últimos proyectos y dónde te puede encontrar la comunidad de Bandadas (redes, página web, etc.).

Ahora mismo trabajo en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA), como curadora. Estoy investigando la colección del museo y trabajando en algunos proyectos institucionales. En paralelo, soy docente con poca carga horaria y escribo un ensayo que comencé hace más o menos dos años en Rosario. Es un trabajo que publicará la editorial de la galería Diego Obligado y que seguramente verá la luz pronto. Fui convocada para actuar como jurado en el Premio Klemm y en el Salón Litoral de Santa Fe, y como miembro del Comité de selección de galerías de la feria arteBA. Mi web personal es un blog, al que no actualizo hace bastante: www.nancyrojas-archivo.blogspot.com. Mis redes: @nancyvred (IG) y @nancyred (Facebook).

 

Entrevista realizada para Bandadas en el 2022.